Una marca nacida de un señor con
la decepción de un Ferrari en sus manos. ¿Puede haber más rivalidad?
Dejando de lado el museo, aquí si
nos vamos a dar un paseíto por la fábrica para ver la cadena de montaje de
donde nacen estas máquinas. Está todo muy robotizado, pero con la ayuda y
cuidado de personas que parecían de lo más expertas. La parte que cosían los
interiores se veía con un mimo extra. La única pena es que no pudimos ver la
parte de la fábrica encargada de los motores…. Nos fuimos sin escuchar el
rugido de un buen V12.
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